La proyección es un mecanismo de defensa que la persona utiliza para evitar hacerse cargos de pulsiones, deseos, afectos y características propias, que no se quieren reconocer por ser consideradas inaceptables, y porque de reconocerlas como propias lesionarían la imagen autoconstruida que mantiene la persona sobre si misma. Así pues, durante una Proyección, el individuo coloca en el otro lo que le es propio.
El término de “proyección” es utilizado en la psicología para designar cuando percibimos en el mundo de nuestras relaciones humanas, contenidos internos nuestros, como si fueran de las demás personas, o situaciones. Lo vivimos como si fuera algo “objetivo” y no como algo propio. Así por ejemplo, sintiéndonos muy alegres, solemos mirar el mundo que nos rodea con optimismo, y expresarnos diciendo frases como “que día tan feliz“, “hoy la vida está contenta conmigo“, etcétera. Ni la vida, ni el día “es feliz” o “está contenta”… esas cualidades son subjetivas, personales, y las ponemos nosotros en la vida o las personas externas.
Lo mismo ocurre cuando tenemos un pensamiento crítico de los demás, y solemos pensar que son los otros los que nos miran juzgando. Así podemos creer que la vecina “piensa que somos unas creídas”, o que nuestro jefe “nos ve poca cosa”, aún cuando ellos no han expresado nada al respecto. Así pues, nos basta sentirnos internamente así, para “proyectar” en ellos nuestra propia crítica interna.
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