Aunque podemos decir que estamos deprimidos más bien nos referimos a un estado de ánimo pasajero. Si en la vida las cosas nos van mal y nos sentimos decaídos sabemos lo que nos ocurre y podemos hacer algo por nuestro estado mental pero cuando estamos en una verdadera depresión no es tan fácil actuar para paliarlo.
Salir uno mismo de la depresión es igual que tratar de levantarse del suelo tirando de los cordones de los zapatos, de ahí la imposibilidad de salir por sí solo de este trastorno.
Cuando alguien está deprimido no se siente con muchas esperanzas porque su enfermedad tiende a invadirlo todo. Esta gente lo que necesita es ayuda porque lo que realmente desea es ser comprendido y tener optimismo y seguridad.
No se trata solo de cuestión mental sino también física y es difícil encontrar la energía necesaria para llevarla a cabo en el día a día.
Un problema añadido a la depresión es el insomnio ya que ese déficit de sueño agrava mucho más la situación. Es como una gran bola de nieve que se desploma a nuestro alrededor, llegamos a un punto en el cual no sabemos cómo hacerle frente y seguir funcionando.
Una gran cantidad de gente que sufre este trastorno, no considera la palabra depresión como adecuada porque no la asocian con la percepción de lo que les está ocurriendo. Creen que es solo un estado de ánimo pero que no están realmente deprimidos. Lo contradictorio de esto es que estas personas se sienten abrumadas por la fatiga, su memoria y concentración están bajo mínimos y tienen una gran dificultad para salir adelante con las cuestiones cotidianas.
Hay que ver el origen de todos esos síntomas y tomar consciencia de que -llamemos como le llamemos- algo anormal nos está pasando.
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