"No encuentro salida. Estoy agobiado. No le veo sentido a la vida. Llegó a casa y no tengo ganas de hacer nada. De repente odio todo aquello que me gustaba, todas mis actividades placenteras, todos mis hobbies… No tengo fuerzas ni estoy motivado para hacerlo. Luego intentaré cenar pero no tengo apetito y al final del día iré a dormir pero… ¿cómo dormir? Mis pensamientos no me dejarán conciliar el sueño, el insomnio no me dejará pegar ojo…"
Si alguna vez nos hemos sentido así, lo más importante es tener la capacidad de reconocer que estamos inmersos en un problema de tal magnitud que ni siquiera nos deja realizar la tareas cotidianas más comunes.
Este tipo de desorden mental no se cura solo. Debemos ser conscientes que necesitamos apoyo y orientación, alguien que nos guíe y que actúe como brújula para aclarar nuestras ideas.
Es la hora de consultar con un especialista.
No hay mejor inversión que una terapia ya que nuestra vida mejorará en todos los sentidos.
Este tipo de desorden mental no se cura solo. Debemos ser conscientes que necesitamos apoyo y orientación, alguien que nos guíe y que actúe como brújula para aclarar nuestras ideas.
Es la hora de consultar con un especialista.
No hay mejor inversión que una terapia ya que nuestra vida mejorará en todos los sentidos.
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